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El complicado fenómeno de la comunicación humana

Foto: Ola Dapo

“¿Quién soy yo?: la ley. ¿Acaso la ley tiene ojos para ver vuestra tristeza? ¿Es que la ley tiene oídos para oír vuestra dulce voz? ¿Es que la ley tiene memoria para comprender la delicadeza de vuestros sentimientos? No, señora, la ley ordena, y cuando ordena, hiere.”

Alexandre Dumas (padre)

 1802–1870


En este blog nos dedicamos a hablar sobre la comunicación y otras ciencias sociales vinculadas a ella. Ya hemos paseado, hace poco y de forma superficial, por las dos grandes esferas de acción de la comunicación humana, la intrapersonal que abordamos en este post, y la social que vimos en este otro

Pero, ¿Qué es la comunicación?

Antes de involucrar a los grandes pensadores sobre el tema, tratemos nosotros mismos de definirla. 

Entendemos que la comunicación humana es un fenómeno, ya que cumple con todos sus criterios:  ocurre en un momento y espacio definido, es evidente y se puede reconocer, aparece cuando el hombre se encuentra presente, y desaparece o no se le puede reconocer cuando el hombre no está. Y lo más importante que podemos afirmar sobre un fenómeno, es simbólico, en la medida en que significa algo para el ser humano. 

Sabemos que es humana, y la definimos (por ahora) así, porque sólo hemos podido evidenciar, comprobar y repetir la comunicación entre uno o más humanos. Cualquier otro intento de comunicación con otras especies del Planeta no cumple con un criterio fundamental que mencionamos anteriormente, no se puede comprobar que signifique algo en concreto, no para el hombre, sino para el otro ser de la otra especie. Aún así, sabemos que hemos tratado de entender como ocurre la comunicación de otras especies del Mundo, como las ballenas, los delfines, las abejas, entre otros... Pero no hemos podido intervenir en un proceso de comunicación entre especies que se pueda definir como efectivo para ambas partes. 

Con esto que nos hemos apresurado a escribir ya hemos topado con la definición de la comunicación para uno de los semióticos más importantes del principio del siglo XX. Charles Sanders Peirce, "filósofo, lógico y pedagogo americano que concibe el estudio del sentido y su relación con los signos como el marco teórico del que dependen multitud de disciplinas". (Guia TIC, Universidad de Murcia, 2024).

Un poco la perspectiva de Peirce que involucra al fenómeno de la comunicación se puede resumir en la relación lógica: "todo lo que comunica (en el ámbito humano) tiene sentido y todo lo que tiene sentido es un proceso semiótico (signo, significado y significante). Por tanto, toda comunicación humana es un proceso semiótico". (Guia TIC, Universidad de Murcia, 2024).  

El fenómeno de la comunicación tiene una peculiaridad, que la definió el mismo Peirce, no es limitada ni por tiempo ni por ningún otro factor de los que la definen. Tan sólo la presencia del hombre puede desencadenarla, o hacer que desaparezca.

El lenguaje, y la palabra, son desencadenantes de la comunicación, su presencia es testimonio de la ocurrencia de la comunicación, pero a la vez, la comunicación produce y modifica al lenguaje y a la palabra, en una relación infinita del "pececillo que se muerde la cola".

Una autora de cabecera, que recomiendo leer, y que trabajó mucho sobre este tema fue Julia Kristeva. Ella rompe con la definición tradicional de la forma en que el lenguaje se estudia, y plantea una nueva comprensión del texto y del origen del sujeto en él, y en la historia en general.  

El fenómeno de la comunicación es complejo

En este punto, es sencillo entender que en estos años de investigación y estudio de la comunicación humana, surgieran muchas escuelas y filosofías sobre su comprensión y aplicación. Destacan de ellas, dos grandes corrientes que, aunque no rivalizan directamente, se encuentran en polos opuestos a la hora de pensar y hablar sobre la comunicación.

Por un lado tenemos a la escuela Crítica de la Comunicación, en los años posteriores a 1940 cuyos padres fueron  Max Horkheimer y Theodor Adorno, y otro autor destacado de esta escuela fue  Jürgen Habermas.

Aunque sus fundamentos son bastante complejos, y se pueden ubicar en el texto de  Dialéctica del Iluminismo, escrito por Max Horkheimer y Theodor Adorno, se puede resumir en una máxima vinculada con la comunicación que expresa que todo lo relacionado con la comunicación humana, es temporal y está controlado y definido bajo una "estructura significante", bajo esta cúpula del sentido estamos todos arropados, y se generan pujas y duelos para definir quién se apodera de la interpretación de la realidad, negando la posibilidad de la existencia libre y completa de la comunicación humana. 

Los teóricos críticos de la comunicación, en especial la de masas, que surge con los medios masivos de comunicación (radio, TV, impresos) cuestionan la existencia real y efectiva de una comunicación humana en estos términos, al considerar que existe un caos cultural y un vacío de sentido. Ven al lenguaje como un esclavo de la producción de mercancías, que sólo sirve para elogiar y engalanar el consumo.

Unos años más tarde, y durante el estallido de la II Guerra Mundial, las reglas del Mundo cambian, y es necesaria una nueva interpretación de lo que está sucediendo con el hombre, las sociedades, y la comunicación. 

Aparecen las escuelas de los Estudios Culturales, cuyo objetivo es buscar la mejor definición y explicación de la realidad y sus fenómenos, incluido el de la comunicación.

 El español Jesús Martín Barbero, entre otros, destacan en los primeros pasos de estas escuelas de análisis. 

Una escuela que destaca, y que tiene sus orígenes en las teorías de los Estudios Culturales, es la escuela norteamericana de Palo Alto, o el colegio invisible, agrupa principalmente a autores que se niegan a aceptar la teoría matemática de la comunicación propuesta por Claude E. Shannon y Warren Weaver.

 Todos ellos aportan una alternativa al modelo lineal de la teoría matemática, y ven la comunicación como el fenómeno social presente desde que el hombre es hombre, y existe, independientemente del uso de la tecnología.

Existen otras escuelas de valor que se pueden investigar en la bibliografía utilizada para este post.

Todas estas escuelas se pasean por las preguntas de si la comunicación es: 

A. Un fenómeno espontáneo, o mediado y controlado. 

B. Un fenómeno real o una emulación.

C. Un fenómeno dependiente del lenguaje, o generador del mismo.

D. Un fenómeno meramente racional, o de otro carácter.

E. Un producto o bien cultural.

Escapando a las escuelas, que era indispensable por lo menos mal pincelarlas en este post, seguramente, en este momento, si le apasiona el tema de la comunicación, se debe estar haciendo muchas preguntas. Algunas de ellas:

¿Somos dueños de lo que comunicamos, o estamos inscritos en una capa significante que alguien más controla?

 ¿Los aparatos que usamos nos ayudan a comunicarnos o distorcionan la comunicación hasta hacerla desaparecer?

¿Es el lenguaje el resultado del proceso de comunicarnos, o el lenguaje permite que nos comuniquemos?

¿El mensaje (y sus significados) son independientes al medio, o es el medio, el mensaje? (truco: esta frase fue acuñada a Marshall McLuhan por su libro Comprender los medios de comunicación: Las extensiones del ser humano, publicado en 1963).

¿La comunicación de/hacia masas es comunicación humana?

En este post:

Citas sobre delicadeza

Universidad de Murcia, (2024). Introducción a las teorías de la comunicación y la información. PDF

Kristeva, Julia.(2002)  Semiótica I. Ed. Fundamentos. 

Giraldo, César y otros (2008) Teorías de la Comunicación. PDF. Universidad de Bogotá


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