El título de este post parece casi innecesario, pero se hace fundamental cuando la comunicación no termina de darse porque la emulación de la misma a través de las redes sociales se realiza con muchos riesgos desde el que emite, y cuestionamientos muy duros desde el que responde.
Parto de mi idea de que el acto de la comunicación en las redes sociales es emulado. Porque no existen todos los factores necesarios para considerarlo un acto comunicativo real. El hecho de que podamos programar, reservarnos nuestra identidad y responder en nombre de otro (una empresa) son suficientes pruebas de esto que aseguro.
Como nos dejó claro la teoría de Shannon y Weaver sobre el proceso de emulación de la comunicación humana, debemos insistir en hacer "lo más creíble" el proceso para esconder el aparataje que la hace posible,
El aparataje va desde los bits, hasta la empresa, la relación community y empleador. Todo eso debe quedar oculto para que los seguidores sientan que están hablando con las marcas, sobre las marcas.
¿Qué pasa cuando el aparataje queda al descubierto? que hemos hecho mal el trabajo, ni más ni menos.
Subir una foto sin dar créditos a sus dueños es hacer visible el aparataje, y no responder ante los cuestionamientos de los usuarios por la fotografía y el plagio, es volver a incurrir en el mismo error.
Tenemos que ser conscientes de que nuestros seguidores quieren ser atendidos, quieren conversar, y leer a un ser humano detrás de una marca dando respuesta a sus preguntas, comentarios y, por supuesto, quejas.
Como se trata normalmente de una estructura empresarial la que debe responder, es importante tener diseñado un plan de reacción en comunicaciones para responder ante situaciones como las descritas.
La foto es un ejemplo de lo que venimos comentando, de un error de un diario de circulación venezolano que en su cuenta en Instagram cometió el desliz del cual venimos dialogando.
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