lunes, 3 de abril de 2017

Un ejercicio de conexión



Vivimos una nueva realidad como humanidad, creemos que la tecnología, bandera que hemos asumido para resolver todos nuestros problemas, desde las patologías hasta la muerte, viene a devolvernos el terreno que hemos perdido como seres de este planeta.

En gran medida, hemos vaciado de significado en nuestros discursos, desarticulado lo moral, lo valorado de la realidad. Y ahora le pedimos a nuestra mente que invente nuevas realidades ampliadas, y virtuales donde se perciba lo ideal como real.

Estamos, nuevamente, sometidos a nosotros mismos a través de la tecnología, como hace un par de siglo a la revolución de las máquinas.

Seguro todo no es tan malo, que nos podamos leer en este blog es parte de esa sumisión a nuestra inmensa capacidad de crear.

Pero hay que marcar límites, hasta donde puede ser útil la tecnología y cuáles son realmente sus efectos en nuestra vida.

Te propongo este ejercicio:

Imagina en este momento, mientras me lees, que todos los servidores de Facebook han sido calcinados, no hay nada. Facebook dejó de existir. No volverás a ver la F y el color azul en mucho tiempo, no hay respaldo de tu perfil, de tus fotos, ni de tus "amigos".

¿Qué es lo primero que imaginas?

¿Realmente perdiste algo?, ¿Con qué escenario de vida te encontrarías?

Yo hice el ejercicio y te comparto mi resultado. Realmente Facebook te dice que tienes "amigos", pero ellos no lo son, y no es su culpa, ni la tuya. Estas personas que tienes en Facebook, casi el 80% de ellas fueron alguna vez personas que estuvieron relacionadas contigo por algún motivo, compartieron un grupo con un objetivo puntual, se conocieron en un lugar específico y tiempo limitado. Y son parte de tu HISTORIA, y tu de la de ellos.

No significa esto que esas personas estén al tanto de tu vida, ni siquiera que recuerden tu cumpleaños (aunque algunos por cortesía y aprecio te manden felicitaciones gracias a que la red les recuerda). Y esto no quiere decir que esas personas sean falsas, ni hipócritas.

Esas personas fueron importantes, en la vida antes de Facebook sería simplemente un recuerdo distante, no tendrías ni teléfono, y si acaso correo con un 25% de ellas, a las que escribirías un par de mails al año. Hasta que se perdiera el contacto.

No sabrías que hace esa chica que era hermosa y esbelta en el colegio y ahora es madre con panza, o aquella que era la más fea y ahora es modelo de revistas. No verías sus viajes, ni te enterarías de sus matrimonios, operaciones, logros y pérdidas.

Sucederían encuentros extraordinarios, y pasarían cosas extraordinarias que ayudarían a que valoraras más a aquellas personas que se esforzaran en mantener el contacto. Esos que llamaríamos de verdad, amigos.

Porque la gran pérdida de la existencia en Facebook es el verdadero valor del significado de la palabra amigo, que nos ocasiona el uso de la red.

Feliz semana,


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